miércoles, 10 de junio de 2009

LA INOPERANCIA EN LAS POLITICAS DE REPRESION ANTINARCOTICA

Dr. Christian Estrada Velarde
Postgrado en Derecho y Ciencias Criminológicas
Universidad Nacional de Trujillo

La globalización de la economía de mercado y el neoliberalismo como política económica del capitalismo salvaje, como denominaba el Papa Juan Pablo II y otros científicos sociales, ha globalizado la pobreza, el hambre y la miseria en los países subdesarrollados y neocoloniales de las metrópolis imperiales, este fenómeno económico también ha globalizado el delito de tráfico ilícito de drogas que se ha adecuado y mundializado, ocupando el segundo lugar entre los grandes negocios en la sociedad capitalista, después del negocio del trafico de armas.

El narcotráfico también ha globalizado la corrupción, la delincuencia y el crimen, generalizados en las sociedades opulentas del consumo y en los países de elaboración de las drogas ilegales, copando las grandes y altas esferas del poder político en los Estados productores de los narcóticos; por eso los sociólogos sostienen que en estos estados se ha instalado la narcocracia o narco democracia, por el tremendo poder económico y financiero que maneja este poderoso negocio del vicio.

Lo peor de todo es que el problema de las drogas, tanto en la influencia del tráfico ilegal como en la forma represiva en que se suprime, estimula una mezcla de daños altamente explosivos: la criminalización de la economía y la sociedad en general; la corrupción del sistema judicial y de las fuerzas de seguridad nacional, donde vemos que los oficiales uniformados se encuentran totalmente integrados en los niveles operativos de la economía ilegal, desde la protección al tráfico de drogas ilícitas hasta la participación directa en la logística del negocio.

Pero la pregunta clave es ¿cómo terminar con el narcotráfico? Se sabe que la prohibición o persecución penal y represión militar o policial, no ha sido contención eficaz par combatir con éxito el tráfico ilícito de drogas, por este motivo en mi opinión, debemos optar por una solución que verdaderamente funcione, es por ello que no seria una idea demasiado desquiciada el despenalizar el trafico de drogas, con ello se acabaría con el negocio ilícito al eliminar el “factor riesgo y prohibición”, así como su secuela de delitos, corrupción perversiones y crímenes, a su vez esta actividad se sujetaría a altos impuestos, con los que el Estado ganaría mucho dinero como hace con el alcohol y el tabaco.

Sin duda para algunas personas puede se una idea demasiado radical, no obstante no estaría demás evaluar dicha posición, ello considerando que la política represiva ha demostrado una total inoperancia
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